En 2019, en Hungría, se cometió el primer delito con ayuda de inteligencia artificial -IA- al realizar una simulación de la voz de un CEO (alto cargo de administración de una gran empresa) para solicitar una transferencia urgente de 243.000 euros entre una empresa eléctrica y un proveedor que, efectivamente, se realizó.

Que los robots pueden cometer delitos, no es ciencia ficción.

La IA (Inteligencia Artificial) es una máquina que es capaz de imitar el razonamiento humano y según la tecnología que use se distingue entre ML machine learning, las personas «entrenan» a las máquinas para reconocer patrones basados en datos y hacer sus predicciones y por ello,las responsabilidades civil y penal se atribuyen al programador, al fabricante o al propietario de la máquina  y el DL deep learning, que entrena a la computadora para que funcione como un cerebro humano, la máquina es capaz de razonar y sacar sus propias conclusiones, aprendiendo por sí misma; y es en estas máquinas donde las responsabilidades no están tan claras; los robots con tecnología deep learning son armas que llegan a tomar decisiones sin la participación de seres humanos.

Por ello, desde la Comisión Europea se está estudiando la posibilidad de dotar de personalidad jurídica a los robots con tecnología deep learning , del mismo modo que se reconoce a las sociedades o empresas.

Pero no todo es negativo, el deep learning tiene una amplia utilización hoy en día y en diversos campos o sectores que está proporcionando un avance y una mejora sustancial en áreas como la sanidad, la farmacia, la ciberseguridad, la prevención del fraude, y muchas otras.

La DL es  la vanguardia de la inteligencia artificial.

 

 

 

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